La práctica
de la meditación - 1
Día 8
En la jornada de ayer, aprendimos que la
meditación es indispensable en nuestro proceso de madurez espiritual, pues ella
introduce la verdad en el interior de nuestro ser. Hoy y mañana vamos a
trabajar sobre los aspectos prácticos de la meditación bíblica.
Lee con mucha atención los siguientes
textos: “Llegaron a la aldea adónde iba, y él hizo como que iba más lejos. Más
ellos le obligaron a quedarse diciendo. Quédate con nosotros, porque se hace
tarde y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció
que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y
les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más él se
desapareció de su vista. […] “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé,
estando aún con vosotros: Que era necesario que se cumpliese todo lo que está
escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces
les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Luc.
24:28-31, 44, 45).
Lee nuevamente el pasaje bíblico escrito en
los párrafos anteriores. Piensa en los detalles que no percibiste en la primera
lectura. ¿Conseguiste detectar en el texto algo que “toque” algún aspecto de tu
vida?
Ahora, habla con Dios en oración en
relación con las observaciones que tienes acerca del texto y con las lecciones
prácticas que conseguiste extraer para tu vida hoy.
Complementando tus consideraciones sobre el
pasaje, vamos a analizar algunas lecciones que podemos extraer del pasaje
bíblico y que necesitamos aprender al meditar en la Palabra de Dios.
1. Meditar en la presencia del Señor
Vamos a pensar en esta frase: “…estando
sentados con ellos a la mesa”. Recuerda: Cuando abro la Biblia, me estoy
ubicando ante la presencia del Señor, pues la Palabra no se aparta de aquel que
habla. Cuando te diriges a tu lugar de comunión, durante las primeras horas del
día, el Señor está yendo contigo y va a sentarse a tu lado o frente a ti para
conversar y oírte. Este es el primer requisito para la práctica productiva de
la meditación.
Ese es un momento solemne, en el que la
criatura y el Dios Creador y Redentor están juntos en comunión. En ese momento,
el Espíritu Santo dirige y orienta la mente del creyente para que, por medio de
la oración y del estudio, pueda conocer la voluntad de Dios para ese día.
Siempre que nos dispongamos a estar con él,
él se dispondrá a estar con nosotros. Entonces, la meditación debe iniciarse
con la actitud de esperar en el Señor, abriendo el corazón y la mente al
Espíritu Santo que nos dirija hacia él y hacia la Palabra.
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