domingo, 26 de julio de 2015

Día 8- La práctica de la meditación 1

La práctica de la meditación - 1
Día 8
En la jornada de ayer, aprendimos que la meditación es indispensable en nuestro proceso de madurez espiritual, pues ella introduce la verdad en el interior de nuestro ser. Hoy y mañana vamos a trabajar sobre los aspectos prácticos de la meditación bíblica.
Lee con mucha atención los siguientes textos: “Llegaron a la aldea adónde iba, y él hizo como que iba más lejos. Más ellos le obligaron a quedarse diciendo. Quédate con nosotros, porque se hace tarde y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos. Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron; más él se desapareció de su vista. […] “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: Que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” (Luc. 24:28-31, 44, 45).
Lee nuevamente el pasaje bíblico escrito en los párrafos anteriores. Piensa en los detalles que no percibiste en la primera lectura. ¿Conseguiste detectar en el texto algo que “toque” algún aspecto de tu vida?

Ahora, habla con Dios en oración en relación con las observaciones que tienes acerca del texto y con las lecciones prácticas que conseguiste extraer para tu vida hoy.
Complementando tus consideraciones sobre el pasaje, vamos a analizar algunas lecciones que podemos extraer del pasaje bíblico y que necesitamos aprender al meditar en la Palabra de Dios.
1. Meditar en la presencia del Señor
Vamos a pensar en esta frase: “…estando sentados con ellos a la mesa”. Recuerda: Cuando abro la Biblia, me estoy ubicando ante la presencia del Señor, pues la Palabra no se aparta de aquel que habla. Cuando te diriges a tu lugar de comunión, durante las primeras horas del día, el Señor está yendo contigo y va a sentarse a tu lado o frente a ti para conversar y oírte. Este es el primer requisito para la práctica productiva de la meditación.
Ese es un momento solemne, en el que la criatura y el Dios Creador y Redentor están juntos en comunión. En ese momento, el Espíritu Santo dirige y orienta la mente del creyente para que, por medio de la oración y del estudio, pueda conocer la voluntad de Dios para ese día.

Siempre que nos dispongamos a estar con él, él se dispondrá a estar con nosotros. Entonces, la meditación debe iniciarse con la actitud de esperar en el Señor, abriendo el corazón y la mente al Espíritu Santo que nos dirija hacia él y hacia la Palabra. 

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